Un sensor de dirección del viento a base de carbono es un dispositivo diseñado para detectar con precisión la dirección del viento. Por lo general, opera en función de las propiedades físicas de los materiales de carbono, que pueden responder a la fuerza y la dirección del viento. Estos sensores ofrecen varias ventajas. Son altamente sensibles, lo que permite mediciones precisas incluso en brisas suaves. Su diseño compacto los hace fáciles de instalar en diversos entornos, desde estaciones meteorológicas hasta instalaciones industriales. Además, son confiables y duraderos, capaces de soportar diferentes condiciones ambientales. Como resultado, se usan ampliamente en las industrias de meteorología, aviación y energía eólica para garantizar la seguridad y el rendimiento óptimo.
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